Silent Steps reúne algunas de las obras más destacadas de la extensa serie de pinturas que Tery Fuentes ha dedicado al tema de los pasos. Desde el comienzo de su carrera, la artista ha representado de manera recurrente zapatos, pies y huellas, invitando al espectador a dejarse llevar por los significados y reflexiones que estas formas cotidianas, convertidas en símbolos por su protagonismo y reiteración, despiertan en su mente. Fuentes no solo retrata estos elementos, sino que los utiliza como vehículos para hablar sobre el tránsito vital, el paso del tiempo, y las huellas que dejamos.  

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El estilo de Tery Fuentes, de raíz neoexpresionista, se caracteriza por la gestualidad del trazo y la abundancia de texturas. La artista no se conforma con el uso convencional de pigmentos, sino que crea una especie de "terreno" visual mediante impasto y superposición de capas de pintura, arena, y collages de cartón y papel periódico. Este enfoque no solo enriquece sus piezas en lo táctil y expresivo, sino que subraya las relaciones que su trabajo tiene con la estratificación de la memoria y el transcurrir de la vida. Los colores son igualmente significativos: la paleta de amarillos y ocres evoca la tierra, reforzando la idea de ese paso primigenio, fundamental, del hombre en la naturaleza.

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Para la artista, este viaje vital también implica una reflexión sobre la feminidad y el hecho de ser mujer, madre y cabeza de familia, lo que se expresa constantemente en su trabajo. En piezas como "Familia", Fuentes representa a los miembros de su núcleo a través de sus zapatos, un acto simbólico que resalta el rol fundamental de la mujer en el hogar y en la travesía de la vida.

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Las obras que conforman esta muestra están ligadas a la vivencia de la artista, marcada por constantes cambios y migraciones. Habiendo vivido en varios países, Fuentes ha experimentado de manera directa lo expresado por Antonio Machado en su famoso poema: no hay un camino predefinido que transitar; el camino se va creando con cada paso que damos, y las huellas son la evidencia de ese paso por la vida. Huellas y zapatos se convierten así en una metáfora del incesante andar de todo aquel que está vivo, y de las marcas físicas, mentales, energéticas que todos dejamos al existir y recorrer el mundo. De este modo, la artista convierte cada huella y cada paso en un relato personal y universal, una reflexión sobre el lugar que habitamos, la pertenencia y las múltiples identidades que se forman y transforman con el tiempo.

 

Katherine Chacón